1. Qué es BeReal, qué pretende y quién la usa
Si aún no has oido hablar de BeReal, no te preocupes, nosotros te los explicamos. BeReal, la aplicación en pleno auge entre la Gen Z, funciona de una manera muy sencilla. En un momento aleatorio del día, recibes una notificación en tu móvil: ¡Es la hora de BeReal! En ese momento, comenzará un plazo máximo de dos minutos en el que deberás hacer una foto con la cámara frontal y con la cámara trasera de tu móvil. Sin ninguna posibilidad de edición o retoque. Y si publicas más tarde, eso quedará registrado y el resto de tus amigos podrá verlo.
De esta forma, no tendrás mucho margen para posturear y tendrás que enseñar la cara que tienes en ese momento, el lugar en el que estás o lo que estás haciendo. Ahí está la magia, la autenticidad. Ese es el funcionamiento base en el que se sustenta la plataforma. (También podrás navegar por la sección abierta de “explora” como en el resto de redes, pero no es esa parte que ostenta a día de hoy el protagonismo en la app)
Esta imagen, la cuál no puede editarse, y que carece de filtros y preparación, se publicará al instante entre tu grupo de seguidores. Esto es lo que nos lleva al siguiente punto: los seguidores, que en este caso, serán solo tus mejores amigos (al menos bajo el uso actual que se le está dando a la app). Es un plataforma pensada para compartir contenido cercano con personas cercanas. De ahí que la plataforma haya adquirido ese rol de mostrar el lado (im)perfecto de cada uno. Menos seguidores, menos postureo, menos presión.

Algunos datos…
Más adelante seguiremos hablando de la propuesta de autenticidad que plantea BeReal, el papel que se busca que tenga en la salud mental de los usuarios de internet o las forma en la que puede entrar tu marca en ella si lo desea. Antes, repasemos con algunos datos sobre quién está utilizando esta red.
BeReal cuenta ya con más de 50 millones de usuarios A pesar de que su uso ha estado creciendo desde enero de 2022, es durante este verano cuando despunta realmente, de julio a septiembre. (Y viendo cómo evoluciona, cabe esperar grandes resultados de crecimiento en octubre.)
Además, debemos destacar quién es el responsable de este despunte de uso: personas de entre 18 y 24 años, el grupo de edad predominante en la plataforma que supone ya el 74,4% de los usuarios. Por tanto, sí, estamos ante una nueva plataforma de Zetas. Por detrás de ella, una audiencia mayor, de entre 25 y 34 años que sólo ocupa el 13,3% de los usuarios.
¿Pero de dónde viene este boom? ¿Qué claves nos pueden ayudar entender que esto haya sucedido?
2. La eterna búsqueda de la autenticidad
¿Te acuerdas de SnapChat? Puede que todo comenzara ahí. En su momento, hace 7 u 8 años, los Zeta utilizábamos esta aplicación que solo te permitirá enviar videos de 15 segundos que los destinatarios solo podían ver una única vez. Lo utilizábamos para picar a nuestros amigos y enseñar su cara menos bonita, aunque también momentos graciosos de nosotros mismos en el día a día. Las fotos bonitas de paisajes y cenas espectaculares pocas veces aparecían. Humor, sí. Y autenticidad también.
Al cabo de un tiempo, también Snapchat también permitió colgar videos en un tablón personal para que tus contactos pudieran verlas durante 24h.
Otro cachito de tiempo después, una red social muy conocida copió esa funcionalidad y nacieron así las stories de Instagram (Funcionalidad que más tarde también añadirían a su interfaz el resto de RRSS: Facebook, Twitter, TikTok, Whatsapp y hasta Linkedin).
¿Pero qué diferencia había entre las stories y los post de IG?, ¿Qué traían de nuevo?. La espontaneidad, y en consecuencia, unos gramos más autenticidad. Los post ya eran esas fotos guays y más preparadas que queríamos compartir con nuestros seguidores. Esto era algo más casual, con menos postureo, que mostraba lo que estabas haciendo en ese momento, donde no se podía importar una imagen de archivo y que duraba solo 24 horas. Sin embargo, el “postureo” también empezó a poner pies sobres las stories. Comenzamos a currárnoslas más. Elegir unas buenas vistas, una buena cena, un buen restaurante, un momento de euforia rodeado a amigos. Comenzamos a elegir los mejores momentos del día y no un momento cualquiera como se hacía en Snapchat y como ahora propone BeReal.
Por eso hablamos de una eterna búsqueda de autenticidad, porque ni empezó ayer, ni creemos que vaya a terminar mañana.
BeReal, o BeFake
BeFake. No nos hemos inventado nosotros esta palabra. La hemos visto ya unas cuantas veces titulando o acompañando contenidos de esta app en las que los propios usuarios sugieren en tono sarcástico que están postureando, que no es tan real como se presupone esa imagen en cuestión. Y es que no es descabellado pensar que si el postureo se fue comiendo todas esas funicionalidades que puso sobre la mesa Snapchat, IG, Facebook… no pueda pasar algo semejante con BeReal. (Teniendo en cuenta que esta se autodenomina especialmente como una aplicación antipostureo y donde cruzar la línea es algo mucho más fácil).
La paradoja de convertir BeReal en BeFake puede llegar a cumplirse y seremos los propios usuarios los que hagamos que esto pueda suceder o no, que esta plataforma digital que se plantea como un espacio más sano para nuestra salud mental deje de serlo. La herramienta ya hace su parte imponiendo sus propias reglas de funcionamiento, ahora nos toca a los usuarios decidir qué hacemos con ellas y qué es lo que realmente queremos.
Autenticidad y salud mental, seguimos buscándote
Si algo podemos sacar de todo esto, de todo este eterno viaje, es que los jóvenes de la Generación Z queremos más autenticidad
Si algo podemos sacar de todo esto, de todo este eterno viaje, es que los jóvenes de la Generación Z queremos más autenticidad. Espacios digitales más sanos para nuestra salud mental, más auténticos y cercanos en los que no tengamos que aparentar y nos mostremos sin filtros ni azúcares añadidos. La demanda esta clara, y el viaje continua. De no ser así, BeReal habría pasado desapercibido como una app más.
3. ¿Y si pensamos en código marcas? ¿qué pueden aportar en este tipo de herramientas?
Según el estudio Marcas con Valores 2022, de nuestras amigas de 21gramos/Marcas con Valores, cuando la Generación Z piensa en las marcas, solo al 57% le genera confianza (vs 72% en Gen X o 74% en Baby Boomers). ¿a qué se debe esta crisis en nuestra relación con las marcas?
Uno de los principales aprendizajes que hemos sacado estos años es que la capacidad de las pequeñas y nuevas empresas de mostrarse cercanas, humanas y de comunicar “de tú a tú” genera mayor credibilidad en nuestra generación. Durante las dos primeras décadas de nuestra vida nos hemos hartado a ver anuncios de empresas “tradicionales” en los que parecen familias perfectas, pseudo-doctores recomendando productos mágicos, perfumes y coches que te elevan al paraíso de las sensaciones… todo IRREAL.
En sus comienzos, todas las empresas tienen una razón de ser, una historia, más o menos bonita, pero ligada a sus fundadores, lo cuál la hace auténtica y humana. Pero esa empresa crece y crece, y esa autenticidad y cercanía con la gente se pierde, dando paso al corporativismo, miedo a la imperfección… (por lo menos eso es lo que hemos vivido en el paradigma actual). Ahora las empresas tienen las herramientas para, poco a poco, revertir esa situación mostrándose reales. Veámoslo aplicado al caso de BeReal:
BeReal como comunidad de “mejores amigos”
Aprovechando BeReal como una herramienta para llevar al siguiente nivel la relación con tus usuarios/clientes/seguidores más fieles. Puedes aprovechar el límite de contactos en la plataforma para generar un sentimiento de exclusividad y cercanía con esas personas, mostrándole contenidos BTB (Behind The Brand) o promociones a las que de otra forma no podrían acceder.
BeReal para mostrar tu día a día. En nuestro estudio Gen Z y la Sostenibilidad descubrimos que el 71% de nuestra generación prefiere que el Community Manager de la marca muestre el interior de la marca a través de IG Stories (vs 29% que prefería que una marca apareciese en una serie de TV). Es el momento de enseñar al equipo en sus situaciones más cotidianas.
¡Nos vemos en BeReal!